miércoles, 14 de abril de 2010

Adolph Ferrière (2ª parte)

Sin embargo en 1929, encontrará la compensación para sus sueños frustrados de educador, en el Home “Chez nous”. Ferrière escribe: “Necesito estar rodeado de niños. Pues bien, en el Home Chez nous he encontrado niños hambrientos de ternura, un ambiente de frescura, de sinceridad, de ayuda mutua, directoras que dicen necesitar mi apoyo, que siguen mis consejos en materia de enseñanza y los seguían ya en materia de educación antes incluso de que se los diera. Me siento at home ...”. Se entrega sin límites al servicio del Home, cuyas dificultades financieras son endémicas.
En 1922, Ferrière escribe “L'école active”, poco después de la publicación del libro se produce un ataque que afectará de modo particular a Ferrière. Sin aviso previo, su amigo Claparède publica en febrero de 1923 un análisis del libro en el que ridiculiza al autor, en el que la noción de escuela activa, para él tan sencilla, queda asfixiada, a Claparède le molesta la tendencia de Ferrière a ir a su aire y apropiarse la idea de “Escuela activa”.
Ferrière, el 16 de febrero de 1929 escribe: “Mis decepciones (subrayado en el texto). Constato con cierta amargura que, al parecer, he dedicado mi vida a la Escuela Nueva, que ignora mis esfuerzos y mis escritos. Muchos directores a los que he escrito han olvidado mi existencia. La mayoría de sus colaboradores ni siquiera me conocen. Mis libros son para ellos letra muerta. Nadie quiere editar mis libros; si encuentro algún editor, se las arregla para quedarse con todo el beneficio. No tengo dinero, ni en consecuencia secretaria, ni medios de escribir mi obra. Creo poseer algunas cualidades de fondo, y disperso mi vida en pequeños favores que nadie me agradece...”.
Ferrière no tuvo discípulos. No habrá un movimiento Ferrière como ha habido un movimiento Montessori o un movimiento Freinet. Entre los pocos fieles que no le abandonan, está Célestin Freinet quien, hasta el final afirmará que su lectura de L'Ecole active y el encuentro con Ferrière fueron los factores desencadenantes de su vocación de innovador.
Como ocurrio con otras personas importantes en la historia, su trabajo no fue reconocido lo suficiente en ese momento. Hoy debido a la búsqueda de una buena educación en las escuelas, se estudia su trabajo en las aulas en el 2010.  

lunes, 12 de abril de 2010

Adolph Ferrière (1ª parte)

A raíz de leer el libro “La escuela activa”, de Adolph Ferrière, me interesé por la vida de éste peculiar pedagogo, que no me dejo indiferente, todo lo contrario, te alienta y te da fuerzas para seguir el camino, que aunque incierto se deja ver poco a poco.
Adolph Ferrière nació en el seno de una familia de la alta burguesía de Ginebra y la vida no le fue fácil en ningún sentido, se incendio su casa en 1918, destruyendo el fruto de 20 años de trabajo, en 1919 el hundimiento de la moneda en Alemania le hace perder la fortuna que había heredado de su madre y en 1921, le confirman que su sordera le inhabilita en adelante para una tarea educativa en contacto directo y permanente con niños, pero aún así estos reveses no le impidieron luchar por sus ideas sobre la Escuela Nueva y continuar con su lucha personal para cambiar el sistema educativo.
De 1920 a 1921, se incorpora en la Escuela Nueva de Bex dónde se práctica los conceptos de la Escuela activa. A Ferrière le va mal la experiencia, y aún así, tuvo la honradez de reconocerlo: “Empiezo a entender muchas cosas. Todas ellas se resumen en una frase: no siempre se hace lo que se quiere. Vine a Bex en busca de esta técnica de la escuela activa y a confirmar mis convicciones. La técnica, apenas pude empezar a captarla, pero la experiencia, por incompleta que fuera, no hizo más que fortalecer mis convicciones”.
En 1924 se le pide que participe en la creación de una escuela internacional en Ginebra. Ferrière desea romper con los programas escolares impuestos y confía en el ingenio de los profesores para promover la actividad espontánea de los alumnos e inducirles, como trató de hacer él mismo en Bex, a elaborar su propio programa de trabajo. Pero ni unos ni otros y los padres aún menos, están en condiciones de emprender semejante aventura.
Continuará...

viernes, 9 de abril de 2010

¿Las cosas son así porque no pueden ser de otra manera?

“Nadie puede estar en el mundo, con el
mundo y los otros y permanecer neutro. Yo no puedo estar en el mundo
sin mojarme observando simplemente la vida” (Freire)

El libro que he leído recientemente de Paulo Freire "Bajo la sombra de este árbol", me hace reflexionar sobre ella.
Creo que es necesario, que como ciudadanos nos cuestionemos las cosas que acontecen en nuestra sociedad, preguntándonos por qué suceden y tener la confianza de que esta en nosotros el poder cambiarlas, Es necesario mantener la esperanza incluso cuando la áspera realidad sugiere todo lo contrario, la lucha por la esperanza significa la denuncia, despertando en nosotros la necesidad de que podemos cambiar aquello que denunciamos, ya que si no lo hiciéramos seriamos como dice Freire “ hombres y mujeres sin rumbo. Perdidos en la Historia”.
Hay que evitar permanecer neutro, ya que ello nos lleva al fatalismo, las cosas son así porque no pueden ser de otra manera. Si opinamos de esta forma, tanto menos futuro tenemos, ya que la esperanza se disipa en un presente que nos oprime.
Para que el progreso sea posible es imprescindible la unidad en la diversidad, dejando de lado nuestros prejuicios, diferencias, individualidades... a través del dialogo y la argumentación se hace posible el entendimiento, a pesar de la diversidad de los participantes aumentando de esta manera las posibilidades de éxito.

“La educación es para toda la vida, es decir, hay que vivir educándose, hay que vivir aprendiendo, rompiendo moldes, asumiendo posturas de vanguardias, criticando con juicio crítico... reformando permanentemente” (Heráclito).

miércoles, 7 de abril de 2010

¿Cómo podría residir aquí permanentemente?


Bajo la bóveda azul del cielo, los rayos anaranjados de la puesta de Sol a veces nos ofrecen tanta belleza que nos sentimos momentáneamente anonadados y nuestra mirada se queda congelada. El esplendor del momento nos deslumbra de tal modo que nuestras mentes compulsivamente parlanchinas hacen una pausa para evitar distraernos del aquí y ahora. Bañada en esta luz, parece abrirse una puerta a otra realidad que, aunque siempre está presente, raras veces llegamos a percibirla.
Aunque solo sea por un momento, volvemos a casa, al hogar de nuestro verdadero Yo.
"Ah", podría decir uno, "es tan hermoso...; si pudiera quedarme aquí. Pero ¿cómo podría residir aquí permanentemente?".
(Por Russell E. Dicarlo)



martes, 6 de abril de 2010

El poder del ahora

Os dejo un fragmento de un libro (El poder del ahora), que me regaló hace poco mi madre, esperando que me ayudase en la situación que hace un tiempo estoy pasando:
“Un mendigo estuvo junto a una carretera durante más de treinta años. Un día, un desconocido pasó por allí.
-¿Una limosna?-murmuró el mendigo, alargando mecanicamente su gorra de béisbol.
-No tengo nada que darte- dijo el desconocido. A continuación preguntó:
-¿Sobre qué estás sentado?
-Nada- respondió el mendigo-. Sólo una vieja caja. He estado sentado en ella desde no sé cuándo.
-¿Has mirado dentro alguna vez?- pregunto el desconocido.
-No- dijo el mendigo-, ¿para qué? No hay nada dentro.
-Echa una mirada- insistió el desconocido.
El mendigo consiguió abrir la tapa. Con infinita sorpresa, incredulidad y dicha vio que la caja estaba llena de oro.
Quienes no encuentran su verdadera riqueza, la que reside dentro de cada uno de nosotros, son mendigos, aunque posean grandes riquezas materiales. Están buscando fuera de si mismos migajas de placer o satisfacción, de estima seguridad o amor, cuando dentro tienen un tesoro que, además de incluir todas esas cosas, es mucho más grande que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.”