lunes, 7 de marzo de 2011

Estirar el tiempo...

Dicen que la vida nos da una de cal y otra de arena, nada más cierto.
Tiene que haber de todo un poco, para aprovechar a tope de cada momento que se nos brinda.
La mayoría de veces el ser humano, y ahí me incluyo yo, no tenemos tiempo para nada ¿será verdad?¿o es qué hacemos una mala gestión de nuestro tiempo?
Cuando he terminado las clases en la universidad, yo doña ocupada, me he ido al hospital a ver a mi sobrino que lleva ingresado allí desde el viernes. Esta es la segunda vez que lo ingresan, la primera fue hace dos semana cuando lo operaron de apendicitis. Y esta vez ha sido por tener fiebre y no saber que era lo que se lo provocaba.
Cuando llego a la planta donde esta él, paso por un pasillo donde se encuentra una “aulacaixa”, es una sala con juegos, ordenadores, disfraces,...Si esta abierta, siempre miro por si estuviese allí y una sonrisa se asoma en mi cara cuando veo esas pequeñas personitas con pijama azul y con ese cabestrillo que les ponen para que no se hagan daño con la vía, jugando como si no ocurriese nada.
Hoy le he pillado merendando mientras le estaba contando una historia a su madre y cuando me ha visto me ha regalado una de esas sonrisas sinceras, autentica; de las que sólo los niños son capaces de dar. ¿Qué más se puede pedir?
Nos hemos ido a una sala que está al lado de su habitación, donde la Cruz Roja siempre tiene voluntarios que van todos los días a compartir su tiempo con lo niños, admirable. Hemos hecho pasteles, panes, tartas,...un montón de comida con una plastilina de color lila, le encanta ese color, después lo hemos puesto todo a cocer, en un horno de juguete que había allí, pero que por unos momentos era tan real como Álvaro o como yo.
La tarde se ha llenado de juegos: el domino, a adivinar el animal que suena, a hacer torres con piezas de madera,...
Hasta que se ha hecho la hora de la cena, en la que ha tocado recoger y despedirse hasta mañana de los amigos hechos en esa tarde.
Cuando he llegado a casa me he sorprendido de que aún me queda tiempo para hacer mis cosas, después de haber pasado un rato divertido con mi sobrino. Esto me ha permitido ver que existe tiempo para todo y que todo es cuestión de saber repartirlo, de igual manera que los voluntarios del hospital, sacan de modo altruista tiempo de su vida para compartirlo con gente desconocida.


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